jueves, 11 de diciembre de 2008

Los trabajadores están ante el dilema de resignar sueldos o empleo

Así lo aseguró el economista Guillermo Rozenwurcel. Dijo que la CGT "no puede defender las dos cosas" y se mostró a favor de una suba del tipo de cambio

El economista Guillermo Rozenwurcel criticó el programa para incentivar el consumo implementado por el Gobierno porque no se enfocaría, en su opinión, en los sectores más humildes donde el impacto de la crisis es más alto.

Durante la entrevista con iProfesional.com, el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) pronosticó una recesión para el 2009. Además, en relación al nivel del dólar, alertó: "Más que ciencia se requiere arte para que el tipo de cambio no se siga atrasando y al mismo tiempo no se desencadene una corrida contra el peso".

-¿Cuál es su evaluación respecto al plan anunciado para impulsar el consumo?

-El país tiene pocos cartuchos para gastar en una política anticíclica y, por lo tanto, debería enfocarlos donde el impacto sea más alto y mayor desde el punto de vista distributivo. Preferiría una política de subsidios a los sectores humildes más directa. Protegería un poco mejor a quienes se van a ver más afectados y dado que la propensión al consumo de esos sectores es más alta, tendría un impacto más directo. Las políticas que operan a través del crédito tienen demasiadas filtraciones y el riesgo es que el impacto sea mucho menor que el deseado.

-¿Qué medidas tomaría para proteger a los sectores más humildes?
-Extendería el seguro de desempleo y aplicaría alguna variante de las políticas de ingreso ciudadano. Difícilmente lo podamos hacer inmediatamente, pero si uno identifica los sectores más vulnerables que son las familias donde las mujeres son jefas de hogar y tienen dos o más hijos y los mayores de 60 años sin cobertura jubilatoria, los recursos existen. No estamos apuntando derecho si subsidiamos la compra de automóviles cero kilómetro porque, por más que sea el primero, finalmente van a ser sectores de clase media que van a comprar autos para sus hijos.

-¿Usted ya percibe un notorio aumento de la pobreza?
-Los datos de la canasta de pobreza con la inflación desmedida señalan que los indicadores están aumentando de manera preocupante. El año que viene en la medida que el nivel de actividad retroceda, como seguramente va a ocurrir, los indicadores van a empeorar. Acá no se trata de alzar dedos acusadores a nadie en particular, pero la prioridad hoy es mitigar la crisis, producto de circunstancias externas y domésticas. La Argentina no tiene tantos recursos como otros países para enfrentarla y entonces hay que enfocar los cañones lo mejor posible.

-¿La falta de financiamiento determina que la Argentina no tenga los mismos recursos?
-No tiene los mismos recursos porque en la fase expansiva del ciclo las políticas acompañaron la expansión en vez de adoptar un criterio anticíclico. Si no ejecutamos políticas anticíclicas en la expansión nos va a costar mucho más aplicarlas en el receso porque se vuelve dependiente del financiamiento disponible que es muy escaso. Financiarlas con emisión o alguna variante monetaria desde el Banco Central genera riesgos muy altos por el gran interrogante de cómo se va comportar la demanda de dinero y de divisas. Desde ese punto de vista, la Argentina está muy frágil y si corre la frazada para un lado deja al descubierto otra parte del cuerpo. No se puede hacer una política keynesiana tradicional expandiendo el gasto con financiamiento del Banco Central porque la falta de confianza y el temor hace que una parte muy importante se termine filtrando a la demanda de dólares.

-¿La desaceleración que usted menciona puede llegar a terminar en una recesión?
-Si creo que más que una desaceleración va a ser una caída del nivel de actividad. Punta contra punta, no me cabe ninguna duda que a fines del año que viene los niveles de actividad van a estar por debajo de los de este año. Desde el punto de vista promedio contra promedio, no me animaría a dar un pronóstico definitivo aunque la chance de que se ubique por debajo del 2008 es alta. Sin duda, el año que viene va a registrar niveles de actividad inferiores a los que vivimos en la segunda mitad del año.

-¿Cuáles van a ser los sectores más afectados?

-Está claro que la inversión privada se va a planchar violentamente. Las condiciones internas e internacionales aconsejan que cualquiera que tenga un plan de inversión, lo postergue por la dificultad de conseguir financiamiento y por la incertidumbre respecto de la demanda futura. Ahí es muy poco lo que el Gobierno puede hacer. Es gastar pólvora en chimangos porque hay determinantes fundamentales que apuntan en otra dirección.

-¿Cuál es el escenario futuro para las exportaciones?
-Las exportaciones también van a sufrir fuertemente porque toda la economía internacional está contrayéndose y ahí tampoco hay mucho que se pueda hacer, aunque sería deseable evitar un atraso mayor del dólar. Qué política cambiaria seguir para cumplir con los objetivos es algo muy delicado por la fuga de capitales. Ahí hay un sendero de filo de navaja y más que ciencia se requiere arte para que el tipo de cambio no se siga atrasando y al mismo tiempo no se desencadene una corrida contra el peso. No hay mucho que hacer por el lado de las exportaciones porque, sobre todo para Argentina, el nivel de actividad de nuestros socios es más importante que el tipo de cambio.

-¿Y con respecto al consumo?
-El consumo privado sigue siendo factible de responder a políticas públicas adecuadas. Por eso, es preferible apuntar a los sectores donde la propensión al consumo sea más alta. También me centraría en la inversión pública y en ir concretando algunas de las obras de infraestructura que al país le faltan.

Del lado de la oferta, la industria de maquinarias, herramientas y bienes durables de consumo van a ser los más afectados.

-¿A pesar del plan anunciado por el Gobierno?
-Sí, porque es una gota de agua en relación a las necesidades.

-El dólar cerró este miércoles a $3,44 y muchos analistas hablan de un nuevo piso de $3,50. ¿Cómo piensa que va actuar el Gobierno?
-El Gobierno debería evitar un nuevo retroceso de la cotización nominal del dólar. Estamos en una situación distinta a la de principios de año y actualmente con las devaluaciones de nuestros principales socios comerciales y la inflación que sufrió la Argentina, está claro que el tipo de cambio real está atrasado. Habría que encontrar la manera de obtener un tipo de cambio real más competitivo. Lo que se discute es si es preferible producir un salto discreto o continuar con la política que se viene llevando hasta el momento. En las actuales condiciones defiendo la política del Banco Central, es la menos mala de los dos. Si se decidiera dar un salto ¿Qué se hace después? Hoy no están dadas las condiciones para responder a esa pregunta porque requiere una política económica integral que por el momento el país no tiene.

-Según trascendió, la CGT le pedirá al Gobierno que el tipo de cambio no se siga depreciando porque teme que los salarios pierdan poder adquisitivo. ¿Es el momento oportuno de hacer ese reclamo?

-La CGT tiene todo el derecho del mundo de hacer ese reclamo porque efectivamente sus representados se van a ver afectados. El Gobierno y los empresarios tienen que poner en una mesa de discusión elementos para compensar esa pérdida salarial con otras medidas. Hay que ver el resultado sobre el conjunto de la población y no sólo sobre los trabajadores formales. Una combinación de seguro de desempleo, reajustes nominales de salarios en función de las capacidades sectoriales y una política de infraestructura y de promoción del consumo de los más humildes deberían integrar el paquete global. Los trabajadores formales enfrentan un dilema que es el de resignar algo de las renumeraciones reales o resignar empleo. La CGT tiene que ser consciente de que no puede defender las dos cosas al mismo tiempo.

Mariana Shaalo
©infobaeprofesional.com

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