Llega fin de año y la mayoría intenta hacer un balance de lo acontecido, planteándose metas iguales o distintas para el siguiente. Para la economía argentina, esta vez el contexto del balance es distinto, ya que después de muchos meses de expansión a tasas muy elevadas la actividad económica ingresó en una nueva fase, caracterizada por una rápida disminución de su velocidad de movimiento. Esto implica un cambio de escenario y es muy importante evaluar restricciones y márgenes de acción que se le presentarán a la política económica de ahora en más. Adicionalmente, 2009 es nuevamente un año electoral, con los efectos sobre las cuentas públicas que eso genera.
En materia de política fiscal, 2008 termina con un fuerte aumento de la participación del sector público nacional en la economía, tanto por el lado de una mayor presión tributaria efectiva como por el de una importancia creciente del gasto público en el PBI.
La presión tributaria efectiva nacional continuó creciendo a lo largo del año, alcanzando niveles que constituyen máximos históricos. 2008 cerraría con una presión tributaria cercana al 26% del PBI, el mayor ratio de los últimos 16 años. Aun si se excluyen los dos nuevos tributos incorporados durante la crisis de 2001-2002, derechos de exportación e impuesto al cheque, la presión tributaria se encuentra en sus niveles más altos, en este caso por encima del 20% del PBI.
En función del comportamiento de la recaudación de los últimos meses, es muy posible que la presión tributaria haya tocado un techo, muy difícil de perforar. Es poco probable que se pueda sostener con los actuales precios internacionales y la desaceleración -o eventual recesión- de la economía.
El reflejo de la mayor presión tributaria fue una creciente intervención estatal en la economía. El gasto primario continúa aumentando, llegando actualmente a representar un 24,2% del PBI, también el máximo valor de la serie. Con relación a los principales componentes se destaca lo siguiente:
-Las transferencias al sector público (incluyendo coparticipación a provincias) tuvieron durante el último año una ligera disminución en su participación en el PBI.
-Las transferencias al sector privado tuvieron una fuerte expansión durante los últimos 12 meses, compuestas fundamentalmente por subsidios al transporte y energía.
-El gasto en seguridad social evidenciaría una relativa estabilización con relación al producto, luego del fuerte aumento que tuvo durante 2007.
Teniendo en cuenta la evolución tanto del gasto público como de los ingresos durante el período enero- noviembre, es muy probable que el sector público nacional cierre el año con un nivel de ahorro primario base caja cercano al 3,2% del PBI, ratio que habría que aspirar a mantener, dados los vencimientos de deuda que se aproximan.
La clave de un balance es que sirva de buen diagnóstico para diagramar el futuro. En comparación con lo que sucedió en años previos, para 2009 se prevé una fuerte desaceleración en el crecimiento de los recursos agregados. En el caso particular de los derechos de exportación, en función de los precios internacionales que se esperan para 2009, se estima que podría disminuir su recaudación absoluta en un monto que representa cerca de 1% del PBI.
También hay que tener en cuenta otros factores, como el flujo de ingresos extras que implicará la reciente reforma del sistema jubilatorio, la moratoria y la eliminación de la tablita del impuesto a las ganancias. En conjunto, teniendo en cuenta los principales factores que sostendrán la recaudación en 2009, puede considerarse que los ingresos totales del sector público nacional podrían incrementarse en un 13% respecto de los de 2008.
Al analizar el gasto público para el año próximo, es necesario cuantificar el crecimiento inercial o de arrastre, básicamente por remuneraciones y jubilaciones. Además, hay gastos automáticos que se disparan junto con la recaudación, como es el caso de la coparticipación de impuestos. Según cálculos propios, durante 2009 el gasto ya tendría asegurado un crecimiento mínimo del 7% por estos conceptos.
Es decir que del aumento esperado de recursos ya se encuentra comprometido algo más de la mitad sólo para mantener las remuneraciones y jubilaciones en los niveles de los últimos meses y para cumplir con las transferencias automáticas de fondos a provincias.
Con este contexto, pueden plantearse dos escenarios fiscales extremos, teniendo como variable de control la tasa de crecimiento del gasto.
-El primer escenario asume que el gasto aumentaría sólo en sus componentes inerciales, quedando constante el resto. En este caso, el superávit primario anual podría cerrar en un 4,5% del PBI. Este sería un nivel de ahorro de máxima, prácticamente imposible de lograr en un año electoral, considerando factores ordinarios.
-En el otro extremo, se puede plantear un segundo escenario, en el cual el gasto público aumente de modo tal que licue todo el nivel de ahorro público. Para que esto suceda, el crecimiento del gasto primario debería ser del 27% respecto de 2008. El riesgo claro que se desprende planteando este escenario es que aun reduciendo un 15% el ritmo de expansión del gasto en 2009 (pasando de crecer de un 32% a un 27%), puede desaparecer el ahorro primario, algo sumamente negativo.
-Resulta esencial entender que cada punto porcentual de gasto implicará en 2009 una necesidad de financiamiento del orden de los US$ 700 millones. La brecha entre la tasa de crecimiento del gasto y la de los ingresos será la que defina el escenario real, que obviamente debería encontrarse entre los dos planteados como extremos.
No hay dudas de que las restricciones que impondrá 2009 son considerables. Con el panorama que se tiene hoy, ya no será factible mantener el ritmo de expansión del gasto. Si se deseara repetir el 32% de aumento de 2008, ya no se hablaría de disminución del superávit, sino de déficit fiscal primario.
Mantener el nivel de ahorro en el 3% del PBI, algo esencial por los vencimientos de deuda que se aproximan, exigiría que el gasto en 2009 crezca a una tasa del 14%, prácticamente la mitad de la registrada durante este año.
Será entonces vital observar cómo el Gobierno y la sociedad enfrentan y se adaptan al nuevo escenario económico, justo en un año electoral.
El autor es economistay presidente del Iaref.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/
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