lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Existe la fórmula del éxito en los negocios?

Se debe lograr determinar la mejor manera para afrontar las oportunidades y enfrentar las amenazas que dispone el contexto en el cual está inmerso la organización.

Por Leonardo Gargiulo



En el ámbito empresarial, habitualmente nos encontramos con personajes, especie de “gurúes”, que nos suelen indicar la “fórmula” que conduce a las organizaciones, indefectiblemente, al éxito. De ahí que una amplia gama de bibliografía nos suele indicar: “Cómo ser la empresa número uno”; “Sea siempre el mejor”, “Como ser líder en cuestión de segundos”, etc.

Sin embargo, la razón en estos casos nos debería llevar a determinar que dichas “fórmulas” carecen de valor sustentable. Los motivos que nos llevan a considerar dicha carencia están dados por varias razones, entre las cuales, y como principales, se pueden destacar las siguientes:

Recursos de la organización: Cada organización cuenta con una gama de recursos propios (Capital, Mano de obra, Tierra, Conocimiento), distintos a los que cualquier otra organización tiene en el mercado, lo que marca una diferencia trascendental. La realidad indica, entonces, que la mayoría de las organizaciones trabajan y aplican las herramientas, en función a los recursos que tienen disponibles.

Cultura organizacional: Siendo la cultura organizacional, la forma de proceder de los integrantes de la organización. Es decir, el sistema de valores que establece la forma de comportarse dentro del ámbito de la organización. Podemos inferir que cada organización tiene sus propios valores, los cuales están fundados por los principios, normas y códigos impartidos por los referentes de la organización. A raíz de lo cual, se puede determinar que el comportamiento de cada organización, ante una determinada situación, jamás podrá asemejarse.

Fuerzas Externas que inciden en la organización (Macro-ambiente): Se entiende por fuerzas externas a aquellos factores del marco general que no pueden ser controladas por la organización, pero que, de todas maneras, influyen en el marco de actividad dentro del cual actúa la misma. Algunos de los factores a considerar son: leyes, tecnologías, políticas, cuestiones demográficas, cuestiones ecológicas, etc. Por ende, es de considerar, que en cada mercado existen factores con más relevancia que en otros. En definitiva, no todos los mercados son afectados por los mismos factores externos.

Contexto específico de la organización (Micro-ambiente): En este caso nos referimos a variables propias de la actividad dentro de la cual está inmersa la organización. Esta interactúa directamente con ellas, pudiendo ejercer un control más estricto sobre las mismas. Los principales actores de este contexto son: los Proveedores, los Competidores, los Clientes, Organismos gubernamentales específicos (Como ser un: Ente regulador). Es decir, cada organización tiene su propio contexto específico, lo que determina que no todas las herramientas y acciones podrán ser aplicadas con los mismos resultados en todas las organizaciones.

Estructura: Cada organización cuenta con un marco formal que le permite llevar a cabo sus actividades de manera habitual. A través de él, se determinar la anatomía de la organización, destacando las áreas intervinientes en el proceso. Dicho marco formal irá de la mano, de los recursos y capacidades que posee cada organización en particular. Lo que implica que, cada organización, tiene su propio medio (su propia estructura) para llegar a un determinado fin (objetivo de la organización -que puede ser o no, común a todos en el mercado-).

Marcados los principales (aunque, no únicos) puntos de divergencia entre las organizaciones, podemos comenzar a inferir que cada organización conforma un sistema particular, único; que cuenta con contextos, situaciones, estructuras, capital humano (intelectual), recursos y formas de gestionar los mismos, propios, que le permiten adecuarse al contexto de su actividad, tanto general como específico, para lograr su objetivo.

Sobre la base de lo explicitado se puede sostener que no existe “la fórmula del éxito”. Para conducir a una organización hacia un camino viable, que le permita un crecimiento razonable a través del tiempo, es menester, tener una comprensión integral del negocio, incluyendo un detallado análisis de los actores intervinientes en toda la cadena de valor, de manera de lograr el compromiso de cada eslabón para su correcto funcionamiento, a cambio de garantizar la rentabilidad de los mismos. Lo citado no es la única herramienta aislada que debe aplicar la organización, sino que todo esto debe ir acompañado de un análisis, interno, minucioso por parte de la organización, que le permita comprender cuales son sus aspectos positivos y negativos (Fortalezas y Debilidades), con el fin de posicionarse en el lugar adecuado en función a sus posibilidades reales. Logrando determinar, a su vez, la mejor manera para afrontar las oportunidades y enfrentar las amenazas que dispone el contexto en el cual está inmerso la organización.

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Fuente: http://www.bumeran.com.ar/

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