domingo, 16 de noviembre de 2008

El mejor alumno

La increíble historia de Adrián Balajovsky, un ex profesor de Educación Física de Bahía Blanca que logró cautivar a las maestras imaginando revistas sólo para ellas

Si alguien tiene un sueño, una idea, un proyecto, y cree que es viable, que puede funcionar, no dudaría en decirle que le dé para adelante, que arriesgue, que no se desaliente, aun en un contexto crítico como el actual. Porque si bien es cierto que hoy las condiciones no son las más estimulantes para iniciar un emprendimiento, siempre se corren riesgos, no existe la situación ideal”, enfatiza Adrián Balajovsky, de 40 años, un emprendedor de Bahía Blanca que hace diez años creó Ediba, una editorial independiente, especializada en publicar revistas para docentes y alumnos, desde el jardín infantes hasta el fin de la escuela primaria. De la mano de títulos como Maestra Jardinera y Peluche, Ediba no sólo se sostiene en plena crisis, sino que crece y multiplica sus negocios en la Argentina, América latina y Europa.

Un consejo por demás convincente, avalado por una experiencia que demuestra que se puede iniciar, consolidar y proyectar una empresa al mundo desde el lugar en el que uno se encuentra. La historia de Adrián demuestra que estar lejos de Buenos Aires no es una limitación; que, en realidad, las barreras no existen cuando se tiene el impulso creativo y la convicción de llevar adelante un proyecto. “Estoy convencido de que, si uno tiene una idea fuerte y cree en ella, hay que meterle para adelante y atravesar todo lo que se cruza en el medio. Ser constante, y si la idea es buena, aunque haya que adaptarla, va a quedar. Todos los que hacemos Ediba hemos podido comprobar que, a pesar de la distancia y de los costos, desde el interior se pueden hacer grandes cosas; sólo hay que proponérselo.”

El boom de los peluches

La historia de Ediba se inició en 1993, con el lanzamiento de una revista que ofrecía moldes para fabricar muñecos de peluche. Por aquel entonces, relata Adrián, junto a Mariela, su esposa, se dedicaban a la venta de ropa; y aunque cuente con tono pausado y perfil bajo que se trató simplemente de “buen olfato” y que su ingreso en el rubro editorial fue “de pura casualidad”, la magnitud que fue cobrando su empresa en estos diez años da cuenta del espíritu emprendedor y la visión de negocio que posee, condiciones que lo llevaron a explorar y liderar un nicho hasta el momento inexplotado en el mercado local.

Siempre dispuesto a probar nuevas ideas, animándose a enfrentar los desafíos que éstas conllevan –basta con mencionar que antes de iniciar este proyecto había apostado a otros: fabricó perfumes, productos de limpieza, tuvo un gimnasio y comercios de ropa–, Balajovsky recuerda su insólito arribo a la industria editorial. “En aquel momento, Mariela y mi hermana fabricaban muñecos de peluche y compraban las telas al único negocio que las vendía en Bahía Blanca, ubicado bastante lejos del centro de la ciudad, en el que se armaban unas colas enormes y se perdía mucho tiempo. Se nos ocurrió entonces que, frente a tanta demanda, podíamos anexar la venta de estas telas a nuestro negocio, en el que ya vendíamos ropa y artículos de blanco. Nos contactamos con fabricantes en Buenos Aires y las empezamos a vender, ambientando para ello un rincón del local con

las telas y varios modelos de muñecos a modo de muestra de lo que se podía hacer.” De acuerdo con el relato del empresario, los peluches se convirtieron en un boom y los clientes no sólo querían comprar las telas, sino que también se tentaron con los moldes de los muñecos expuestos. “Ahí nos dimos cuenta de que los moldes podían convertirse en un buen negocio.” En consecuencia, el primer antecedente de la revista fue algo similar a un catálogo de moldes creados por Mariela y su cuñada. “Siempre tuvimos confianza en el proyecto –afirma Adrián–, pero en realidad no imaginamos nunca la magnitud que tomo.”

Con el propósito de aportar soluciones creativas, apuntaron con la revista Peluche a un mercado muy diverso: desde adolescentes que armaban regalos para amigas o novios y abuelas que hacían labores para sus nietos hasta emprendedores que encontraron en ésta una salida laboral. “Motorizamos un mercado muy importante alrededor de los peluches, el que benefició no sólo a quienes hacían los muñecos, sino también a los fabricantes de telas, ojitos y rellenos. Hasta que un día se abrió la importación indiscriminada y esta incipiente industria se desmoronó”, recuerda, aún con cierto dejo de enojo. No obstante ello, la revista había alcanzado un éxito sorprendente y empezó a despertar en Balajovsky y familia una nueva oportunidad de negocio: las publicaciones para el segmento docente.

“Peluche tuvo gran penetración en las escuelas. Las docentes la utilizaban para hacer manualidades y nos llegaban miles de cartas comentándonos distintas experiencias en el aula –recuerda Balajovsky–. Esto nos motivó a pensar en algún producto específico para las maestras.” Así surgió la revista Maestra Jardinera y las variantes para los distintos ciclos.

Lectoras magistrales

Varios son los ejes sobre los que se apoya el éxito de esta empresa. Pero sin lugar a dudas, conocer “desde adentro” las necesidades de sus consumidores le ha permitido a Ediba crecer y generar una serie de productos y subproductos, muchos de ellos a pedido de los propios lectores. “Con los años, la relación con los docentes ha ido creciendo y se fue dando un interesante intercambio –explica Balajovsky–. Nos escriben, nos expresan sus necesidades y nosotros intentamos dar respuesta y ofrecer alternativas innovadoras.”

Como resultado de esta creciente y fructífera relación de oferta y demanda, Ediba se ha transformado en un referente para el sector. Ha generado un grupo de pertenencia, una comunidad para la cual también desarrollaron un sitio web que les permite intercambiar, debatir, integrar foros de discusión y compartir experiencias. En definitiva, enriquecer las ideas y los contenidos para aplicar en el aula.

En esta misma línea de encuentro e intercambio, desde hace un par de años se plantearon el desafío de profundizar los contenidos que entregan mediante las distintas ediciones y ofrecer a sus lectores una experiencia vivencial de trabajo compartido. Así, organizaron hasta el momento dos congresos en Bahía Blanca a los que asistieron docentes de distintos puntos de la Argentina y América latina. “La respuesta fue increíble –afirma Balajovsky–, y pensamos repetir la experiencia.”

El secreto de este feedback es que tanto el titular de Ediba como el resto de sus colaboradores más directos –esposa, padre, hermanos, cuñados y sobrinos, una verdadera empresa familiar–, en su mayoría son docentes y conocen desde adentro la problemática y las necesidades del sector, además de compartir “la pasión por educar, con la convicción de que enseñar y aprender pueden ser actividades placenteras.”

Por si fuera poco, lograron hacer una combinación perfecta: para los docentes escriben y de ellos se nutren. Tanto es así, que los equipos de redactores de las publicaciones están integrados por un nutrido staff de maestros, profesores y otros profesionales de la educación.

El espíritu emprendedor de Balajovsky y equipo no se detiene. En estos 10 años Ediba ha crecido en el país “siempre de manera prolija y medida; hemos tenido ideas locas –comenta–, pero nunca hicimos proyectos faraónicos”. Desde hace unos años han orientado su energía a ganar el mercado latinoamericano –“pensamos regionalizar el negocio en un ciento por ciento”– y, además, están entrando a Europa por España.

Los pasos fueron sencillos. Primero, testearon el mercado exportando las ediciones tal como se publicaban en la Argentina, y como tuvieron una rápida aceptación decidieron empezar por nacionalizar o regionalizar algunas revistas.

De hecho, ya están cómodamente instalados en Chile, Perú, Venezuela y México, y piensan seguir creciendo. Desde que en 2002 fue seleccionado como Emprendedor Endeavor, Balajovsky también cuenta con el apoyo de la red de la Fundación Endeavor, que “nos abre puertas en diversos países”, afirma.

El próximo e inminente desembarco será en España y, si bien hasta el momento han preferido lanzarse en cada país en forma independiente, formando sus propios equipos de trabajo, en el Viejo Continente emprenderán un joint venture con una editorial local.

De la experiencia internacional están ampliamente satisfechos, aunque reconocen que hay muchas variables que atender: legislaciones locales y cuestiones coyunturales que implican un gran esfuerzo de seguimiento personal. “Hemos armado muy buenos equipos de trabajo, pero la tarea requiere un permanente contacto con nuestra gente en cada uno de los países, un monitoreo constante. Viajamos mucho y estamos en contacto por Internet.”

Con las particularidades que cada país presenta, han encontrado mercados con condiciones muy similares al local, en los que aseguran tener pocos competidores. Aquí y allí reproducen el mismo modelo de negocio, en el cual la mayor parte de los ingresos proviene de la venta en quioscos y en un porcentaje menor, de la publicidad. En este sentido, Balajovsky ha formado pequeños equipos de venta de avisos publicitarios, “sin grandes resultados por el momento”.

Hacia adelante, los sueños de Balajovsky tienen un horizonte amplio. “El primer deseo es que la labor docente sea recompensada como se merece; los docentes tienen en sus manos el futuro del país y los gobernantes parecen no ver esto. Espero también poder seguir haciendo las cosas que me gustan y ver a mi empresa establecida en gran parte del mundo. Suena muy ambicioso, pero estoy seguro de que no es imposible.”

Por María Laura Leguizamón

El papel, por las nubes

Como para la mayoría de las empresas que desarrollan negocios en el país, 2002 no fue un año fácil para Ediba. "Obviamente nos sentimos afectados por la marcha de la economía; bajó mucho nuestro margen de utilidad ya que se incrementó el costo del papel, que es importado y cotiza en dólares, y no hemos podido subir los precios de venta de las revistas", explica el titular de la editorial bahiense. "No obstante, como estamos trabajando bien en otros países, pudimos compensar la baja de los ingresos locales".

Exportar contenidos al mundo

Fundada en Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, en 1993, la empresa cuenta con una staff global de 170 personas, entre empleados y colaboradores free lance.

Actualmente produce revistas y libros para docentes y alumnos desde el jardín de infantes hasta los 14 años.

Con una tirada mensual que promedia los 400.000 ejemplares, edita para la Argentina y países de América latina ocho revistas fijas y otras 13 cuya periodicidad es irregular.

En nuestro país es líder absoluto en revistas para docentes de jardín de infantes, primero, segundo y tercer ciclo de la enseñanza general básica (EGB) y en una edición especial para maestras de inglés denominada The Teacher´Magazine.

En Venezuela hacen revistas para maestras jardineras y maestras de primera y segunda etapa; en Perú, para profesoras, y en México, para maestras de preescolar y de primaria.

Desde el año pasado y aprovechando la fidelización lograda en el mercado de maestras en la Argentina, han incursionado en la producción de libros de texto para preescolar y primer ciclo de la EGB, y consiguieron en 2002 el primer puesto en ventas. Piensan repetir la experiencia con ambas publicaciones –Chifles y Chuflos y Vamos Juntos– y ampliaron el fondo editorial con ediciones para el segundo ciclo –Seguimos Juntos– y textos para cuarto, quinto y sexto año de inglés, Seguimos Juntos English Book


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