Estos mitos aparecen en nuestra mente desde que somos pequeños y determinan en muchos casos como será nuestra relación con el dinero cuando seamos grandes.
El problema que se plantea es que muchas veces se nos hace imposible o, al menos, algo muy difícil salir de las paredes que construyen estos mitos cuando ya somos grandes. Y esto ocasiona que en numerosas ocasiones el ser incapaz de cambiar nuestra relación y mejorar la forma en que conseguimos y gastamos nuestro dinero.
Estos mitos se relacionan con el hecho de tener dinero, de carecer de él, de como actúan los ricos y que deben hacer los pobres. Y, por supuesto, se los llama mitos porque, más allá de que puedan tener alguna base cierta, no son verdad, sino simplemente formas de pensar, muchas veces generadas por nuestros padres o abuelos, los cuales, obviamente, vivían en una época muy distinta a la nuestra. O sea que, alguna vez, estos mitos pueden haber sido verdad, pero en nuestros días ya no lo son. Hay que dejarlos de lado y manejarnos de otra forma que sea más beneficiosa para nosotros.
Mejorando económicamente
Muchos de estos mitos nos producen el efecto de anclarnos en la posición en que estamos, ya que hasta esta nos han llevado y todo lo que pensamos y conocemos determinan donde estamos. Suelen ser mitos conservadores y que generan que tengamos costumbres que alguna vez fueron útiles, pero que en los días que corren han quedado totalmente obsoletas y deberían ser dejadas de lado inmediatamente.
Para mejorar financieramente no hay otra posibilidad que vivir de la forma más "costosa" posible.
Los Mitos
Mito 1: Trabajar duro es el camino al dinero
Este es el primer mito que vamos a ver. La mayor parte de la gente supone que tener un trabajo en una compañía importante, luego de matarnos trabajando durante años y años es el camino correcto a tener muchísimo dinero en nuestra cuenta bancaria.
Pero hoy en día, la libertad financiera no está asegurada de esta forma, ya que, lamentablemente, podemos quedarnos sin trabajo en cualquier momento. Las empresas echan a sus empleados todo el tiempo.
Es algo que pasa y, si bien no hay que ponerse paranoicos con respecto a esta posibilidad, tampoco podemos estar cien por ciento de que nunca estaremos en problemas en este aspecto. No hay nada que esté garantizado para durar eternamente, así que deberíamos tener esto en cuenta y saber que por muy duro que trabajemos, hay grandes posibilidades de que los únicos que se vuelvan más y más ricos son los dueños de la empresa.
Muchas personas no duran en sus trabajos más que unos pocos meses (o aún menos). Si lo piensan de esta forma, se darán cuenta de que, en realidad, lo único que hace el tener un trabajo estable con un sueldo estable es permitirnos vivir con menos preocupaciones, sabiendo cómo haremos para pagar los impuestos y con qué compraremos la comida el mes siguiente.
Saber utilizar el dinero que nos sobra de nuestro sueldo es el camino que nos puede llevar a tener mucho más dinero extra.
Recuerde siempre: la única persona que se preocupa por nuestro bienestar económico es, querámoslo o no, uno mismo.
Mito 2: El ahorro es la base de la fortuna
Es muy probable que desde muy chicos se nos haya enseñado que ahorrar es algo que debemos hacer. En los tiempos de nuestros padres, el ahorro era el camino a la tranquilidad tanto económica como de espíritu, de cierta forma.
No queremos decir que saber ahorrar no sea algo bueno. Todo lo contrario. Saber ahorrar es una forma de aprender a controlarnos, a tener fuerza de voluntad suficiente como para no caer en todas las tentaciones que se nos presentan. Esto es muy bueno, en mucho órdenes de la vida. Pero no es suficiente para volverse ricos. El ahorro solo no es una forma de tener mucho dinero alguna vez en la vida.
Bueno, en realidad, si podríamos volvernos ricos gracias a nuestros ahorros... si no tenemos problemas en esperar durante muchos, muchos años. Ese es el gran problema con los ahorros. No generan nuevos ingresos, sino que se limitan a almacenar lo que ya tenemos.
La forma de lograr que nuestros ingresos no se estanquen, sino que crezcan, es invirtiendo nuestro dinero.
Mito 3: Las deudas son el enemigo
Este es el otro mito más común con el que nos solemos encontrar. Se trata de quien nos dice que tener deudas es algo que hay que evitar a cualquier costo. Las deudas son un demonio que hay que evitar a cualquier costo. O, al menos, eso es lo que nos han enseñado desde pequeños.
Pedir dinero prestado no es algo malo que debemos evitar a cualquier costo. Esta mirada es definitivamente el tipo de instrucción que recibimos de nuestros padres y que se interpone en nuestro camino hacia el éxito.
Tampoco queremos decir que tener cientos de deudas es algo a lo que debemos aspirar. Pero el saber gastar (invertir, mejor dicho) el dinero de los préstamos que conseguimos es una forma de poder generar dinero. La diferencia entre un desastre financiero y un triunfo radica en nuestra inteligencia para hacer las cosas bien. Por esto es que el tener unas pocas deudas no es algo a lo que debamos tener miedo. Por supuesto, nos referimos a deudas contraídas por préstamos, no a deudas de juego o por el estilo. Estas son definitivamente malas.
En definitiva, una deuda contraída para comprarnos un auto es una mala deuda. Una contraída para fundar una pequeña empresa es buena. Todas aquellas que a la larga puedan generarnos un beneficio son deudas a las que no tendríamos que tenerle miedo.
Mito 4: Se necesita dinero para generar dinero
Sí, es cierto, se necesita dinero para generar dinero. Hasta ahí estamos de acuerdo. Lo que no es cierto es que este dinero tenga que ser el nuestro.
Nadie dispone de recursos ilimitados a la hora de empezar a generar dinero, no al menos en un principio. Si somos Bill Gates, probablemente si tengamos recursos ilimitados. Pero si somos una persona con un ingreso común, no los tendremos. Entonces tenemos que poner en juego las posibilidades que tengamos de conseguir nuevos recursos para poner en funcionamiento nuestro negocio. Necesitaremos dinero, gente, maquinarias. Para todo esto, podemos conseguir el apoyo de alguien con más experiencia que nosotros. Alguien tiene todo lo que necesitamos. Y esta en nosotros poder usarlo en nuestro (y el suyo también) beneficio.
Mito 5: Invertir es riesgoso
Bueno, sí, invertir, cuando no sabemos muy bien lo que estamos haciendo y cuando no tenemos la experiencia necesaria puede ser algo riesgoso. También lo es cruzar la calle, manejar un auto o viajar en avión. Y no por eso dejamos de hacerlo.
Como en muchas otras actividades, el riesgo propiamente dicho no está en la inversión, sino en no saber lo que estamos haciendo. Si sabemos controlar las inversiones y lo que estamos haciendo, entonces el riesgo es mínimo.
Hacer un poco de investigación es la única forma de reducir los riesgos. Apostar simplemente a lo que nos dicen que es bueno o que nos va a dar ganancias es la mejor forma de aumentar el riesgo de lo que estamos haciendo. Volar a ciegas es una invitación al desastre.
Aquellos que dicen que invertir es riesgoso son aquellos que han perdido cuando invirtieron. Y son también los que nunca volvieron a invertir luego de perder. Y esto les genera un error de impresión. Por eso este rumor está tan repartido.
Las únicas formas de no correr riesgos es no hacer absolutamente nada o, por el contrario, aprender mucho sobre lo que vamos a intentar. Adivinen cual es la mejor opción.
Mito 6: La fortuna se ve en lo que poseemos
Este es probablemente el más paradójico de los mitos. Por un lado, el tener posesiones costosas no siempre demuestra un alto nivel adquisitivo. Y, por otro lado, muchas veces el tener mucho dinero permite poder tener una apariencia un tanto pobre. Sólo mucho dinero permite estar más allá de lo que éste permite.
La riqueza no es exactamente una necesidad de posesiones materiales, sino un estado de la mente. Es la habilidad de volver a ser rico si alguna vez perdemos todo, es la intención, irrevocable y por ello autocumplida, de tener muchísimo dinero.
Finalmente, si hemos visto la lista anterior, seguramente nos habremos dado cuenta de que tenemos alguno de los mitos anteriores firmemente encastrados en nuestras mentes. Y poder superarlos, ahora que los conocemos, es el camino hacia el éxito.
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