sábado, 25 de octubre de 2008

Crear empresas, crear empleo

Es imprescindible la transferencia de conocimientos desde los ámbitos científico y universitario, que permita la creación de empresas de base científico-tecnológica, superando barreras culturales.

Tobías Schmukler
PRESIDENTE INNOVATEKNE

Es importante la transferencia de conocimientos científicos desde la universidad y centros de investigación hacia el ámbito privado-empresarial en un país como la Argentina? ¿Podemos prescindir de la creación de empresas cuya base sea el conocimiento científico; es decir, de aquellas que surgen a partir de un proyecto o prototipo resultado de investigaciones científicas y cuyo fin es la creación de valor tangible? Meses atrás, en Canadá, se realizó una encuesta dirigida al hombre "de la calle"; le preguntaban qué esperaba de la universidad pública.

Las respuestas fueron coincidentes y unánimes: "puestos de trabajo".

Veamos qué sucede en otros países. En los EE.UU., en Boston, se encuentra el Massachussets Institute of Technology (MIT), una de las mejores universidades del mundo. Una de sus actividades es el concurso anual de planes de negocios, en el que compiten grupos multidisciplinarios formados por profesionales de distintas áreas.

El fin es promover la creación de empresas alrededor de una invención que, junto con la comercialización, se transforma en innovación.

En sólo 16 años, surgieron de allí 85 emprendimientos, que en conjunto tienen una capitalización de mercado superior a los 10.000 millones de dólares .

Otro caso es la Universidad Hebrea de Jerusalem, que se destaca no sólo por crear más de 120 patentes al año, sino también por generar decenas de empresas y empleos calificados, gracias al aporte de un organismo privado llamado YISSUM (propiedad de la UHJ). Esta organización persigue rentabilidad y funciona como nexo entre los ámbitos académico y empresarial.

¿Es posible algo así en nuestro país? No sólo es posible, sino que debería ser una prioridad nacional.

Las razones son varias: creación de puestos de trabajo calificados y desarrollo socioeconómico sustentable, entre las más importantes. Para que esto ocurra, es imprescindible una eficaz transferencia del conocimiento científico desde los ámbitos donde se genera hacia aquellos inversores dispuestos a arriesgar su capital, en pos de la creación de pymes tecnológicas.

Los obstáculos ¿Cuáles son los problemas más significativos que encontramos y que dificultan esta transferencia? El primero de ellos es una enorme barrera cultural.

Los hombres de negocios y los científicos hablan el mismo idioma, pero la semántica es, muchas veces, distinta. Sólo unos pocos inversores se animan a acercarse a los científicos e invertir en sus prototipos para transformarlos en empresas rentables.

Del lado de los científicos, pocos se animan a cruzar esta frontera. Hay muchos preconceptos en la comunidad científica argentina que impiden que más proyectos e ideas trasciendan este ámbito y generen empresas y empleos. También existen cuestiones ideológicas que obstaculizan la interacción entre la universidad y las empresas inversoras.

Otro punto importante es la creación de equipos multidisciplinarios. Por la estructura de nuestras universidades, nos encontramos con que los alumnos de las distintas carreras sólo conocen a sus pares de la misma disciplina.

Esta separación o "aislamiento" es un problema a la hora de transferir conocimientos.

Por otro lado, la poca valoración por parte de la sociedad hacia el emprendedor es, muchas veces, un impedimento para lograr nuestro objetivo. Pese a los cambios registrados en los últimos años, falta mucho para lograr que quien inicia una nueva empresa no sea visto como un improvisado o como alguien que no consigue trabajo, sino como un futuro empresario que se arriesga y da un valioso aporte a la sociedad.

Las percepciones que los científicos tienen sobre los hombres de negocios son, a veces, un obstáculo. En el ámbito científico se tiende a simplificar la visión del empresario, como si no se tratase de un profesional con conocimientos e intereses económicos, pero también de realización personal.

En general, sólo se percibe su capacidad de aportar dinero y, en algunos casos, la de "vender". No se tiene una idea acabada de qué son el conocimiento empresarial y la experiencia y cómo pueden contribuir a la creación de empresas.

En síntesis, nuestro país podrá ser reconocido por su geografía, el fútbol o el tango, pero para que se distinga por la calidad de vida de su población es imprescindible la transferencia de conocimientos desde los ámbitos científico y universitario, seguida de la creación de empresas de base científico-tecnológica.


Fuente: http://www.empleos.clarin.com/

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