sábado, 27 de septiembre de 2008

Tasas de plazos fijos versus inflación real

Muchos economistas afirmaron que el efecto de la política del Gobierno de informar bajos aumentos del índice de precios en los que nadie cree es peor que el que tendría un índice medido con rigurosidad.

El hecho es que la estimación popular de las subas es casi siempre mayor que las que surgen de la metodología estrictamente aplicada. Y cuando la confianza es categóricamente cero, como en la actualidad, la brecha se amplía mucho más.

FIEL, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, informó esta semana el resultado de la aplicación de un índice de precios similar metodológicamente al del INDEC, pero sin los toques indicados por el secretario Moreno.

La institución tiene una prolongada trayectoria en la elaboración de índices y siempre se le reconoció objetividad.

La inflación que calculó para julio resultó, es cierto, mucho mayor que la oficial: 1,4% frente a sólo 0,4%. Pero si multiplicamos por 12 este valor, tendríamos una inflación del 16,8% anual (en realidad, sería 18%, al calcularlo en forma acumulativa). Es alta, obviamente, pero es probable que para la mayoría resulte un valor bastante inferior al que presuponía.

Y este nivel de precios cambia seguramente la evaluación que hacíamos de muchas inversiones. Así, por ejemplo, con una inflación de 18% anual, las tasas de los plazos fijos a 90 días que ofrecen algunas entidades no quedan tan alejadas de la inflación. Es el caso de dos grandes bancos internacionales: el Santander propone un 16% y el Citi algo más de 14%.

Al comparar estas tasas con la inflación de FIEL, no resultan ya tan negativas en términos reales como cuando lo hacíamos con un valor que, a "grosso modo", ubicábamos entre 25 y 30%.

Y al ser colocaciones a 90 días, no parece existir riesgo de que el rendimiento quede desfasado con respecto al dólar. No se cree que durante este año pueda superar en mucho los $ 3,15 a los que estuvimos habituados durante muchos meses.

Precisamente, el Central tuvo que volver durante toda la semana a comprar muchas divisas con la ayuda del Banco Nación. Sólo de esa manera pudo evitar que el dólar perforara el aparente piso de 3,05 de los últimos tiempos.

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